Pequeños momentos en esta nueva vida neoyorkina

El cementerio de paraguas


Estos días grises hacen que Nueva York se convierta en un inmenso cementerio de paraguas. En cada esquina. Aquí siempre hace viento. Siempre. El viento corre silbando entre los altos edificios en Manhattan y los no tan altos aquí en Brooklyn. Ayer llovía tanto que, pese a mi odio feroz contra los paraguas, cogí mi pequeño rojo para salir a la calle. A los cinco minutos y tercera vuelta completa con sus salpicaduras decidí que, efectivamente, no solo no servía para nada sino que llevarlo era peor y lo guardé.

Yo lo guardé en mi bolsita de plástico que llevaba "ad hoc".



Cualquier neoyorkino lo habría dejado tirado en la primera esquina. Dado la vuelta y con las varillas apuntando en dirección oeste.

1 comentarios:

meriland dijo...

¡me encanta la foto!

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Tu flan