Pequeños momentos en esta nueva vida neoyorkina

De como este invierno me supera...


... o la tirria que le estoy cogiendo al blanco.

Desde que he llegado ha nevado al menos dos veces a la semana. La gente tiene que quitar la nieve del paso en frente de su puerta, porque si alguien se resbala en la puerta de tu edificio, te denuncia porque es tu culpa. Y gana. Esto es America. Esto hace que en las orillas de las aceras, junto a los árboles, se formen unas montañas de nieve espectaculares que hacen imposible el acceso a los coches (si has aparcado ahí, tendras que entrar por la puerta de la calzada). Tambien hacen que, con este frío helador, se formen bonitas montañas de hielo sucio y asqueroso que duran innumerables días (de momento, hasta la siguiente nevada). Y todavía no he echado ni una mísera guerra de bolas en condiciones!



Esta mañana me he levantado y estaba nevando pero tenía pinta de que acababa de empezar porque, desde mi ventana, se veía la acera y la calzada todavia sin cubrir. Cuando he salido de casa habia como diez centimetros de nieve y subiendo. Al llegar a la oficina, mi jefe me ha dicho que iba a salir a grabar, pero que no hacía falta que fuera, que se sentía culpable porque la otra vez me puse mala. Yo le he dicho que claro que iba, que estaba nevando a rabiar y aunque sea a sujetar el paragüillas encima de la cámara, le iba a hacer falta "an extra pair of hands". Así que hemos ido de un lado a otro dejando el coche en los sitios más insospechados: en la acera de la quinta a diversas alturas, en la entrada a Central Park en la esquina sureste... sin que ni un policía ni medio viniera a decirnos nada. Estaban todos demasiado ocupados controlando el tráfico y el congelamiento de sus extremidades. Hemos grabado cosas muy bonitas y, pareja doble de guantes mediante, he conseguido que no se me cayeran los dedos.

Al terminar, el jefe me ha invitado a una pizza italiana en un sitio muy auténtico italiano con su chimenea con fuego. Para recuperar la temperatura corporal a niveles humanos. Luego hemos ido a la oficina a trabajar un rato a cubierto y he panicado creyendo que había perdido, otra vez (y echando la culpa otra vez a la misma situación: adiós a la luz por poner la aspiradora), el trabajo de unos seis o siete días. Pero al final lo hemos encontrado justo a tiempo. A tiempo para en vez de salir relativamente pronto, salir relativamente tarde al frío helador, la ventisca y el granizo.

Eso sí, he terminado el día tomandome una cerveza en buena compañía, que eso siempre ayuda mucho.

Siete entradas en una


Tras tres o cuatro intentos frustrados e infructuosos de escribir en el blog desde que entró 2011 y llegué a Nueva York, he decidido que ya vale. De ahora no pasa.

Así que está va a ser una entrada-fax de esas que me marco de vez en cuando en el que, separados por puntos, cuento de forma rápida y con pocos detalles todo a lo que le debería haber dedicado una entrada separada en todo este tiempo. Y mañana, si estoy animada, a ver si escribo algo bonito y detallado sobre algo más particular todavía a determinar...

1._ La estancia en Madrid fue maravillosa. Tan maravillosa que no puedo resumirla en una simple entrada en el blog y ha sido uno de los motivos que me ha paralizado en la vuelta a este rincón. Nada de lo que pueda escribir reflejará ni en lo más mínimo el agradacimiento que siento. El amor y el calor que todos y cada uno me habéis hecho sentir en la vuelta. Familia, amigos, fiestas, cañas, charlas, bailes, fiesta sorpresa, conciertos, casas nuevas, niños nuevos, besos y abrazos... Gracias. A todos. Vosotros sabéis quienes sois.


- No pongo foto de nadie porque no hay una de todos y no quiero elegir :P -

2._ La vuelta a NYC fue bien. Logré traspasar la aduana con mis 41,5 kilos después de que el chico de Iberia me dijera en Madrid: "Aviación no permite bultos de más de 32 kilos". Los ibéricos y demás productos llegaron intactos tras la aduana después de una gran aventura. Aquí si que hay que dar las gracias con nombres. A mi padre por no reventar por fuera pese a que todos sabemos que había reventado por dentro. A mi madre, por no llorar y no hacerme llorar a mí. Y a Gloria y Ana por venir a despedirme y ayudarme.

3._ La vuelta al trabajo fue normal. Sin novedades. Lo cual hace que se haga "fácil" retomar pero, a la vez, hizo que los primeros días hayan sido un aburrimiento soberano. Nada nuevo ni para bien, ni (menos mal) para mal. Pero necesito que las cosas empiecen a moverse hacia delante en el tema laboral YA. Sino reventaré de un momento a otro. No sé hacia qué lado saldrán disparados mis trocitos pero espero no salpicar demasiado.

4._ La suma del 1 y el 3 dan como resultado el 4 que es: morriña. Brutal. Más que nunca antes, aquí o en ningún sitio. Tal morriña que hubo un momento que pensé que mejor habría sido no ir a Madrid para no tener que volver y echar de menos tan salvajemente (ni de coña!).

5._ El sábado después de reyes hicimos una cenita. Cena española de reyes. Una excusa como cualquier otra para juntarnos un montón de epañoles (y una chica de Arabia Saudí...¿?), poner sobre la mesa productos típicos y contarnos qué tal las vacaciones. Y, claro, salir a tomar la primera copa neoyorkina del año.



6._ El miércoles por la noche cayó (otra vez) una nevada espectacular y mi jefe decidió que, dado que por el día ya hacía sol, deberíamos salir a grabar todo blanco y bonito. Lo decidimos el día anterior así que me fui preparadísima de abrigo y allí que nos fuimos. Salimos dispuestos a hacer muchos sitios. Primero: Central Park. Al llegar allí decidimos que Central Park iba a ser lo único que hicieramos porque a) Estaba precioso y era lo que más iba a merecer la pena y b) Hacía un frío de mil demonios. Así que estuvimos casi tres horas y la verdad es que mereció la pena porque estaba todo precioso y mágico y espectacular pero... ¡coño! ¡qué frío!. Esto nos lleva a...

7._ El miércoles por la tarde ya empezó a dolerme levemente el oído y pensé: va a ser que he cogido frío. Efectivamente, el jueves al levantarme era como si me atravesaran el oído con una aguja, me aplastaran la angina izquierda y, al tragar, en vez de saliva, tuviera ácido sulfúrico. Así que, sabiamente, decidí quedarme en casa. Estuve todo el día entr la cama (mayormente) y la silla; y por la tarde tuve una buena fiebre. El viernes más o menos lo mismo, pero por la tarde mejorando. Y hoy, sábado, pues ya bastante mejor aunque, sabiamente, he decidido quedarme en casa para recuperar del todo. Porque fuera sigue haciendo un frío de mil demonios (-1º de máxima hoy...). Me he portado muy bien y me he recuperado yo solita sin falta de ir a ver al temible doctor americano así que llevo desde el miércoles por la tarde en casa sin salir (y eso que estamos en fin de semana!). Voy a buscarme un plan para mañana por la tarde porque sino, lo sé, acabaré tirándome por la ventana para poder respirar el aire del exterior. Y a ver si durante la caída me da tiempo a beberme una caña ;)