Pequeños momentos en esta nueva vida neoyorkina

Tánger y Chefchaouen


Estos días la cosa se ha regido básicamente por dos problemas: los adaptadores a la conexión de red y las limitaciones del acceso a internet. Conclusión: sin batería y sin internet, poco puedo escribir.

Así que hoy que tengo un ratito pequeñito, os hago un resumen de los últimos días.

El lunes terminamos de dar una vuelta por Casablanca para grabar tráfico. Tráfico. Yo esperaba un tráfico caótico y la verdad es que moderado no es, pero tampoco está tan mal. El problema fundamental no son los coches sino los peatones. Los peatones cruzan por cualquier sitio en cualquier momento sin ton ni son. Por lo que yo he venido observando si el porcentaje de atropellos aquí no es descomunal, me sorprendería mucho. Ah! Y otra cosa sobre el tráfico... los pitidos. Sobretodo en Casablanca pero en los demás sitios también. Pitar es deporte nacional. Sin aparente motivo ni razón.

En seguida salimos camino de Tánger. Teníamos billete de avión pero decidimos ir en coche y así pasar por Assilah. Un pequeño pueblo costero con encanto a lo andaluz.

Los días en Tánger han estado bien. La ciudad en sí no me ha parecido para tirar cohetes pero, en general, los personajes, las ropas, la gente y sus peculiaridades es lo que más me llama la atención. Más que la medina o el paisaje en sí mismo en el que abundan las antenas parabólicas más que nada.





Fuimos a ver la cueva de Hércules que era bastante bonita aunque no pillamos el sol poniéndose por el hueco debido a la época del año. Una pena. Allí, el amigo profesor de español de nuestro guía, me hizo ponerme todas las ropas típicas de las marroquíes del Rif. Y yo me dejé no sé muy bien por qué razón. En fin... aquí tenéis la muestra.




Hoy hemos dejado nuestro lujoso hotel de Tánger, bastante mejor que el de casablanca y en el que nos han tratado a cuerpo de rey. Para ir a Chefchaouen, un pueblito en la montaña con un gran mercado en la calle (lo que de toda la vida es un mercadillo, con sus moritos gritando precios y esas cosas) y una medina de calles estrechas bien bonito.



Para terminar nos hemos venido a Fez a dormir a un hotel de cinco estrellas regulero. No es que me esté volviendo exquisita, es que esto en España no subiría de las tres ni en broma. Y mañana partimos para Meknes en donde visitaremos una fábrica de vinos y una ciudad que dicen es muy bonita.

Nos movemos mucho en coche de un lado a otro y una cosa que me ha sorprendido mucho es la cantidad de controles de policía que hay en todas las carreteras. Exagerado. Y otra cosa de hoy es que la carretera Chefchaouen - Fez tenía más baches que las calles neoyorkinas, y los que hayáis estado allí pensaréis "exagerada"! pero no, ríete tú de Manhattan...

Hablando de hoteles y lujo. Me siento una extraña entre pétalos de rosas en la bañera, albornoces esponjosos e invitaciones a cenar.

PD: Tengo muchas fotos pero son muy grandes y con este internet tardan mil en subirse. Os remito a facebook para ver más (lo siento por los que no estáis allí...)

4 comentarios:

Daddy dijo...

¡¡ Qué bien todo !!

mammy dijo...

He de decir que las mujeres del Rif podrían ser perfectamente peruanas o bolivianas. Estás muy graciosa. Sigo verde de envidia.

Mari Jose dijo...

Me encantan las fotos. Lo de los pitidos y lo de cruzar por donde sea debe ser endémico del mundo árabe.

Mari jose dijo...

Se me olvidaba, estas mona con cualquier cosita....

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