Pequeños momentos en esta nueva vida neoyorkina

Destrozando flanes en Marruecos vol. I: Casablanca


Aunque este diario tenga como localidad principal Nueva York, he decidido que voy a intentar poneros al día de mis aventuras por Marruecos estos días en la medida de lo posible. También os digo que es altamente probable que escriba nada o casi nada los días que esté en Madrid...

Ayer cogimos el vuelo del JFK dirección Casablanca sin incidentes. Como algunos ya sabéis se supone que íbamos a viajar en Business pero cuando llegamos allí nos dijeron que lo sentían pero no podía ser porque ya estaba todo ocupado. Así que al menos tuvieron el detalle de sentarnos en los asientos de emergencia que son en los que puedes estirar las patas tranquilamente. El vuelo transcurrió sin ningún incidente (a parte del hecho de que aquello parecía una guardería y yo clamé la llamada a Herodes para mis adentros unas cuantas veces).

Cuando aterrizamos en Casablanca, también sin problemas ni en aduana, ni con el equipo de cámaras ni nada, así que salimos respirando tranquilos a buscar el cartelito con nuestros nombres que Abdul, nuestro chófer y guía durante estos días, sostenía en la mano esperándonos.

Como era el primer día y habíamos aterrizado a las 8 de la mañana, que son las 3 neoyorkinas, decidimos tomárnoslo con algo de tranquilidad para combatir el jet lag. Fuimos directamente a dar una vuelta con el coche por la ciudad para situar todo, grabamos un poquito en la nueva mezquita y al hotel, a comer y echarnos una siesta.

El hotel es de una cadena francesa que se llama Le Meridien, de cinco estrellas. Mi habitación tiene una cama king size en la que tanto puedo dormir horizontal como verticalmente. Tengo una tele enorme con cable, acceso a internet, un adaptador para poder cargar mis aparatos electrónicos tanto americanos como los españoles y el baño viene equipado con un albornoz esponjoso que me viene enorme (algo no muy difícil, supongo) y el váter tenía unos pétalos de rosa en su interior. Una cosa maravillosa, vamos. La típica habitación que se disfrutaría mucho más estando “en compañía”.

Por la tarde salimos a grabar la gran plaza que estaba llena de gente de paseo (lo de que fuera domingo ayuda), un parque estupendo que se llama “Le jardin arab”, una iglesia cristiana al lado del Instituto Cervantes y el paseo marítimo. La temperatura todo el día fue estupenda, como unos 25 grados, ni frío ni calor. Aunque ya cuando anochecía yo me puse mi chaquetita, claro. A buena hora nos volvimos al hotel, a cenar en el restaurante marroquí solos con un camarero muy atento bueno, y aburridísimo, porque aquí ya están fuera de temporada. Luego un ratito de internet para ponernos al día y a la cama pronto (relativamente, al final siempre me dan las mil sin querer...) para madrugar.

Mañana: grabación del hotel, del restaurante y el chef y camino a Tánger. Teníamos un avión ya sacado pero hemos decidido ir en coche y pararnos por algunos sitios interesantes de camino.

Mañana por la noche más y mejor. Y espero pasar las fotos que estoy haciendo con la cámara reflex buena, creo que están quedando bonitas :)

3 comentarios:

Daddy dijo...

Pues todo maravilloso, "comme il faut". A ver esas fotos.

mammy dijo...

Me pongo verde de envidia. Disfrútalo

Pontevedrés dijo...

Business, hotel de 5 estrellas, chófer... estoy por enviarles mi curriculum aunque sea para hacer fotocopias, que eso en inglés sé hacerlo.

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