Las clases continúan. De momento no puedo de ninguna que tenga mala pinta la asignatura ni el profesor. Eso es mucho decir. Ayer tuve mi primera clase de "Producer's craft", la que se supone que tiene que ser mi asignatura "home-class", una especie de "tutoría" o algo parecido.
Este es el profesor y os aseguro que después de estar más de media clase para pasar lista comentando lo maravillosas que eran todas nuestras ciudades y todas sus anécdotas profesionales en cada lugar, es aún mejor. "Madrid?? Es mi ciudad preferida!!! El Prado es mejor que el Louvre!!" - literal.
Cuando vi mi horario empecé a dudar sobre las visitas. Ahora no dudo. Hoy ha sido un día excepcional, solo he tenido una clase de dos horas y media y luego me he ido a casa a hacer deberes. Porque señores, tengo deberes.
Y muchos. Es cierto que dentro de esos deberes está ver muchas películas y documentarme sobre cosas maravillosas. Pero ambas cosas lo sabíamos: 1._ Esto requiere esfuerzo y trabajo, mucho. 2._ Me gusta, eso es un hecho. Así que si tengo horarios de ocho y diez horas de clase más las tareas veo complicado poder estar con alguien. Aunque hoy, como solo he tenido una clase, me he ido después a casa, he hecho muchas cosas y por la noche he salido un poco, que siempre está bien.
He quedado con Valeria, la he recogido en el BDC (que cada vez me gusta más) y hemos ido a tomar un par de cervezas a la mejor mesa de un bar tipo irlandés muy americano. Hemos marujeado a rabiar, que siempre está bien. Charlar sin parar y contar miles de historias pese a que las "n" sean "d" (porque señores, estoy un poco congestionada, menos mal que todo se limita a la congestión nasal). Estas cinco semanas darán mucho de sí.
De vuelta a casa, en metro (qué maravilla que funcione toda la noche, no me canso de repetirlo), he tenido la anécdota más curiosa hasta el momento. Al coger la "L" en su primera parada había una chica dormida en el banco. Ahí estaba la muchacha en sus sueños hasta que se ha subido una chica con su abrigo de "visón" y se ha puesto a despertarla. Con mucha dificultad, tres paradas después ha logrado que se sentara y le contestara cual era su parada. Los de alrededor no podíamos menos que mirar y sonreír ante la paciente insistencia de la desconocida por lograr despertar a la muchacha (por otra parte con una pinta de lo más normal, simplemente con un sueño profundo). Cuando ha dicho algo así como "voy a Lorimer", la desconocida ha dicho: estamos yendo al revés, venga, a bajarse, y se ha bajado con ella para acompañarla, no sé muy bien hasta qué parada, porque yo he seguido hasta la siguiente, que era la mía.
Ahora por delante, viernes de clases y conferencias y el fin de semana que, de momento, es un misterio.
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Tu flan