Fiestas americanas y rodajes neoyorkinos

El sábado pasado estuve en una superfiesta. Era lo que se denomina una "Vampireball", osea, una fiesta de vampiros. Esta en concreto llevaba por título "Anti-Valentine´s Masque" por aquello de que era el fin de semana de San Valentín. Era una fiesta de halloween fuera de fecha. Álvaro la descubrió en el Time Out Magazine y, rápidamente, me avisó porque sabía que me iba a encantar. Acto seguido pasé la información a mi compi Noe, la reina de los disfraces, y en seguida estábamos todos de lo más alterados pensando en disfraces y demás.

Al final fuimos cuatro. Estos cuatro:



Este era mi atuendo general. (Foto tomada y retocada por Noe).



La fiesta era lo más. Lo primero porque estaba llena, pero sin agobios. Y todo el mundo iba con un disfraz super auténtico. Según avanzaba la noche decidimos que la realidad es que había muchos de ellos que no estaban disfrazados. Góticos de día a día que, como bien dijo Álvaro: "este ha abierto el armario y ya está". La fiesta tenía varias actuaciones. Las primeras, organizadas por el evento: un cantante con el pelo por las rodillas con unas muchachas semidesnudas haciendo un numerito, unas chicas bailando (más bien regular) algo que quería ser ballet, otras haciendo danza del vientre... Todo ambientado con mucho humo. Las segundas, cuando la organización dejó que el escenario fuera tomado por el público al estilo "podium" para bailar a lo gogó, fueron protagonizadas por "asistentes" como: un trío en toda regla, una tipa medio desnudándose y bailando "sexy" (o llámalo equis) y varios personajes que se habían embutido en los corsés de su hermana de doce años (con las consecuencias morcilleras y tetasenbandeja que ello acarrea).

La verdad es que fue muy divertido, sobretodo por lo que viene siendo "comentar la jugada". Yo ya lo dije, era el típico fiestón que ves en una película y dices: "eso de verdad no existe". Bueno, pues sí existe. Yo lo he visto y dentro de unos años me acordaré de ello y lo iré contando por ahí: "os acordáis cuando vivía en NYC que fui a una fiesta gótica y...". La única diferencia con las fiestas de las películas es que, en las películas, todo el mundo está buenísimo y, en la realidad... pues no.

Lo siguiente que quería contaros es que esta semana he tenido un rodaje. Por fin he colaborado con Dani y la verdad es que estoy muy contenta. Así da gusto. Un filmmaker que de verdad sabe lo que hace (y es que el llegar con experiencia se nota, y mucho) y con las ideas muy claras. Da gusto trabajar con la gente que se lo curra, que le gusta lo que está haciendo, que disfruta y que hace disfrutar a los demás. Además este muchacho es una auténtica polvorilla y todos los días hemos terminado horas antes de lo previsto. Los que me conocéis sabréis que yo encantada, yo también soy muy de hacer las cosas rápido. Pero bien. Además venía acompañado de un par de compañeros de clase que eran otros dos profesionales de pro. Y los actores tampoco se quedaban atrás. Total, un equipo la mar de majo con ganas de trabajar, profesionalidad y rapidez pero sin ahorrar ni un gramo de simpatía y relax en el rodaje que hace que las cosas funcionen mucho mejor.



Era uno de sus primeros proyectos así que en principio tenía que ser una cosa sencilla. Para lo que debería haber sido, a él le ha gustado complicarse un poco... Bueno, pero la historia merecía la pena y, al final, no era tanta complicación! Una historia aparentemente complicada pero que, al final, como casi todas, es simplemente una historia de amor.



Encuadrada en una (de unas cuantas) localización maravillosa.



Y para despedirme, aunque esto no lo suelo hacer aquí, le quiero mandar un beso enorme a mi tío Carlos. ¿Por qué? Porque sí. Él sabe porqué :)